5 ene 2013

MORRUDOS

Acabo de ver en la tele un programa de morrudos*. El morrudo Jesús Hermida le ha hecho una ¿entrevista? al morrudo rey de España, o, más bien, entre ambos han sostenido una amable, distendida y agradable charleta con motivo del cumpleaños (75) del morrudo monarca. Me ha parecido de puta pena. Supongo que en los medios de comunicación que se atrevan los van a poner a caldo; no es para menos. Por eso no voy a entrar a comentar la ¿entrevista? Ya lo harán otros mucho mejor que yo, y seguro que muy ácidamente, como se merecen. Lo que sí voy a hacer es comentar algo sobre los otros 25 morrudos secundarios, de la generación del regio morrudo, que tras la ¿entrevista? han ido apareciendo en la pequeña pantalla comentando cosas del pasado reciente de España, o sea, del tiempo en que Juan Carlos de Borbón ha ostentado o desempeñado o ejercido o ¿detentado? la función o cargo o responsabilidad de Rey de España.
Lo de los 25 morrudos secundarios me ha parecido insufrible. En descargo de ellos debo decir que lo que hemos visto en el programa han sido pequeños cortes, o sea, breves comentarios u opiniones  de lo que parece que hayan sido entrevistas con cada uno de ellos, o sus contestaciones a cuestionarios que les hayan presentado. Creo, por tanto, que las palabras que hemos escuchado de cada uno de los morrudos secundarios  podría haber tenido una significación diferente si las hubiéramos escuchado en su contexto.

Pero como he visto lo que he visto, o sea, lo que nos han puesto en la tele, a eso me atengo. Para mí, no han dicho más que memeces y conveniencias, es decir, han dicho lo normal en los morrudos: lo que querían que dijeran para que la cosa quedase bien (según TVE o de quien mandara en el programa). Todos o casi todos hablando de «su generación» (de la de los que nacieron alrededor de 1940). Por eso «generación» ha sido la palabra más utilizada por el conjunto de los morrudos secundarios, atribuyendo a esta palabra la función  de sujeto. Como si las generaciones tuvieran vida y capacidad de maniobra. O como si sus experiencias vitales particulares (las de cada uno de los 25 morrudos) durante el postfranquismo y periodo democrático hubieran sido similares o equiparables a las del conjunto de las personas de su generación.

¡Qué majos!, ¡qué generosos!, ¡qué solidarios! Son adorables. O sea, estos morrudos, ahora, comparten con todos los de su generación —les hacen partícipes— del éxito «colectivo» de la mejora de España en los últimos 38 años… bueno, y también del triunfo social de César Alierta (al que no se le entiende nada de lo que dice, que manda huevos siendo quien es), de Luis María Ansón (al que se le entiende muy bien), de Juan Luis Cebrián (que no sé qué pintaba en esta charlotada), de Eduard Punset (que estuvo en su línea habitual de soltar memeces y quedarse tan pancho), de Iñaki Gabilondo (que fue de los pocos que dijeron cosas con algo de  sentido), de Soledad Becerril (que da grima), de Manolo Santana (que habló de lo que fue), de Antonio Gala (que no se qué)… y de los otros  18  o 19 secundarios restantes, de los que ya ni me acuerdo pero que casi todos hablaron laudatoriamente de su generación... para echarse, con disimulo, flores a ellos mismos. ¡Todos encantadores!

En suma, los morrudos secundarios, que son todos bastante listos (todo hay que decirlo), actuaron de comparsas de los morrudos principales, pero aprovecharon la oportunidad para ensalzar a su estupenda y sufrida generación, o sea, para dejar claro que los estupendos son ellos y sufridos los tropecientosmil demás.
Solo faltaba que les hubieran pagado…
 *Morrudo:  1. Que tiene mucho morro, o sea, que se lo pisa. 2. Que acostumbra a decir lo que conviene aunque piense otra cosa. 3. Que tiene mucho cuento.  4. Partidario del dicho «ande yo caliente, y ríase la gente».


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