25 mar 2013

ESCRACHES. ADA COLAU

Hace unas semanas descubrí en el blog de mi amigo (de internet) Carlos Marenco (argentino) el sustantivo escrache y el verbo escrachar.  Era la primera vez que leía estas palabras; tampoco las había oído. Por el contexto del post deduje su significado y supuse que era un argentinismo. Luego consulté el diccionario de la RAE, donde vi que solo aparece el verbo, y con unas definiciones muy, digamos, imprecisas e inapropiadas para el sentido que en Argentina se le da a escrachar. (O sea, el diccionario de nuestros sesudos académicos, esta vez, como otras, anda un poco desactualizado).

El post de mi amigo Marenco, con el que me une, principalmente, el interés por nuestro idioma, hablaba de los escraches, que, por lo que decía, se estaban ¿haciendo?, ¿ejerciendo?, ¿realizando? (espero que Carlos, si lee esto, me aclare qué debo escribir) sobre algunos políticos argentinos. Al leerlo y descubrir las palabras, que me gustaron (como siempre me gustan las nuevas palabras), no dudé en escribir en el blog un comentario dejando constancia de mi descubrimiento; también le dije a Carlos que la palabra vendría muy bien para hablar de los casos de corrupción en España y -pensando en Bárcenas y en otros imputados- de las “delicadezas” que les dice la gente que los “arropa” cuando visitan las sedes judiciales.

Lo que no pensaba es que escrache se iba a imponer tan pronto por aquí como he podido comprobar a raíz de las visitas que miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) han hecho a los domicilios de algunos políticos, y de su repercusión en los medios de comunicación españoles. Desde el viernes pasado, la palabra escrache está de moda y todo dios la utiliza, sobre todo en la radio y en la tele; bienvenida sea. En cambio, no he oído que se utilice el verbo escrachar; supongo que también pronto se utilizará.

Pero, además de lo estrictamente lingüístico-semántico, quería aprovechar este post sobre los escraches para hablar de un personaje muy vinculado con esta práctica de presión y que desde hace algún tiempo está teniendo un protagonismo especial en la actualidad española: me refiero a Ada Colau, portavoz de la PAH. Esta joven mujer, barcelonesa, me tiene impresionado. Se ha hecho un hueco –mejor dicho, está teniendo un papel muy relevante- en todos los medios de comunicación por ser la cara visible de la plataforma que lidera, que viene luchando desde hace unos pocos años contra los desahucios que las entidades financieras practican contra sus deudores como consecuencia del impago de los préstamos hipotecarios, que han proliferado en el último año como consecuencia de la crisis económica que nos afecta.

En una lucha desigual (plantar cara a la banca no es nada fácil), la plataforma de Ada Colau ha conseguido no pocas victorias, alguna de ellas de extraordinaria importancia, como es el caso de haber forzado la admisión en el Congreso de una Iniciativa Legislativa Popular (ILV) para modificar la legislación hipotecaria actual, tras haber conseguido el apoyo de nada menos que ¡casi millón y medio de ciudadanos!; que no lo hace cualquiera.  Pero el logro más importante de la PAH ha sido que la mayor parte de la ciudadanía haya tomado conciencia del drama humano de los desahucios y, de forma expresa o tácita, apoye las reivindicaciones de la plataforma.  Y esto, en mi opinión, ha sido mérito personal de Ada Colau. Porque esta mujer es una gran comunicadora y, además, parece muy inteligente; por eso, con su sereno y firme discurso consigue transmitir credibilidad y honestidad. Así que creo que ha nacido una estrella; espero que se mantenga con luz propia en el firmamento de la política española.

No sé cómo acabará su guerra contra los desahucios; no lo tiene nada fácil. Pero sí estoy seguro de que, pase lo que pase, no habrá sido una lucha inútil. Como decía antes, ya ha conseguido ganar más de una batalla y seguro que conseguirá más. Los afectados por los desahucios le tendrán que agradecer su tarea.

Yo, como ciudadano normal, también se lo agradezco, pero le agradeceré más que, ya que se ha metido en estas cosas del servicio público (esperemos que sin intereses ocultos), dé un paso más y se haga un sitio en la política de España. Seguro que no le faltarán “ofertas”. En estos tiempos de gran descrédito de los políticos necesitamos caras nuevas que den confianza y transmitan honestidad; yo prometo votarla (salvo que se arrejunte con Aznar).

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NOTA POSTERIOR: En este preciso momento en el que escribo, unos minutos después de subir el post, estoy viendo en la tertulia nocturna de Intereconomía TV -en la que intervienen algunos de los personajes con mayor afinidad ideológica con la derecha española- que están poniendo a caldo a Ada Colau; obviamente, también han mencionado reiteradamente la palabra escraches. ¡Estás que te sales!, Ada.

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25-5-2015. OTRA NOTA POSTERIOR: En las elecciones de mayo 2015 a la alcaldía de Barcelona, Ada Colau encabezó la lista más votada. Con toda probabilidad, será la próxima alcaldesa de la Condal. Ha sido la mejor noticia del año. ZORIONAK!!!, Ada.
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29-12-2018. OTRA: Hoy, por la FUNDEU me he enterado que «escrache» fue considerada palabra del año en 2013.



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