13 mar 2015

CARTA A PABLO IGLESIAS


Sr. Iglesias:

Soy de los que les gustaría ver a Podemos gobernando España, como dije aquí hace ya unos meses cuando opiné sobre el cuadro dirigente de Podemos y, en mi anterior entrada, sobre su propuesta política. Por eso, me voy a tomar la libertad de aconsejarle sobre cómo creo que deberían articular sus programas electorales para el conjunto de elecciones que deberán afrontar en el presente año.

Hablando, también aquí, del programa electoral  que confeccionan los partidos políticos, ya dije que me parecían infumables. Ojeé algunos que se escribieron para las elecciones autonómicas de Euskadi de 2012 y, como digo, me parecieron unos tochos aberrantes, por lo que, de entrada, le aconsejaría que no se adaptase al modelo tradicional, si es que quiere que los programas que presente Podemos, por un lado, resulten documentos que puedan ser leídos y digeridos con facilidad por los ciudadanos (lo que les será agradecido), y, por otro, no sirvan a sus rivales políticos en la confrontación electoral.

Yendo al grano, le aconsejo que, a la hora de confeccionar sus programas para las diferentes elecciones, tenga en cuenta lo siguiente:
  • La medida estrella de su programa de gobierno debería basarse en la promesa de tratar de hacer bien las cosas. Es decir, en prometer un gobierno decente y honrado y, sobre todo, en prometer que están empeñados en establecer en la Administración los mecanismos de transparencia y control necesarios para evitar la corrupción y para que el dinero público (o sea, el de los ciudadanos) sea administrado con eficacia y, sobre todo, con honestidad.  Porque creo que la generalidad de los votantes no queremos promesas milagrosas (no nos las tragamos), ni queremos que los políticos nos arreglen la vida, ni que nos solucionen los problemas que tenemos; no, fundamentalmente y teniendo en cuenta de dónde partimos, nos conformamos con tener la seguridad de que los gobernantes no nos roben. Y para decir esto sobra un folio, si se dice con claridad, contundencia y sin vacua retórica o florituras literarias. Y este mensaje debe ser el eje de la campaña electoral, y, si se sabe articular y difundir bien, puede ser un eficaz y atractivo gancho para los votantes.
  • Además, pueden escribir en su programa no más de media docena de promesas de medidas de gobierno; las que consideren más impactantes, populares y, obviamente, posibles de llevar a efecto de forma rápida en las primeras semanas de su eventual gobierno. Y estas medidas deberían tener relación con las cuestiones políticas de mayor impacto en la cotidianidad de los ciudadanos; es decir, los impuestos, la regulación laboral y la gestión de los servicios públicos (principalmente, educación y sanidad). Con mensajes claros y concretos, tampoco se necesita mucha literatura; cuatro o cinco folios podrían ser suficientes.
Como habrá visto, le aconsejo concreción, realismo y, sobre todo, una inequívoca intención —el mensaje estrella— de honradez y decencia. En suma, un documento de no más de media docena de folios. Que su programa no se parezca en nada a los de los demás partidos que, seguro, estarán rebosantes de ambigüedades, retórica barata, promesas incumplibles y, a la postre, mentiras. Si es así, los ciudadanos lo leeremos, lo entenderemos y lo agradeceremos; y, muy importante, a sus adversarios no les proporcionará armas con que combatirlo. Huyan de programas densos y farragosos, como me temo que pueda ser el que han presentado en Andalucía, porque, según he escuchado hoy a su cabeza de lista, Teresa Rodríguez, ha hablado de ¡400 medidas! en su programa; me parece una exageración. Sus adversarios las analizarán con lupa y seguro que encuentran motivo para utilizarlas en contra de Podemos.

Sr. Iglesias, no sé qué intenciones tendrá para el caso de que gobiernen; sean las que sean serían legítimas, pero creo que podría ser ilusorio pretender imponer, en una legislatura, cambios sustanciales en la sociedad española, tanto en lo que podríamos denominar usos sociales o en eso tan ambiguo y amplio que denominamos la economía, máxime teniendo en cuenta que parece muy difícil que obtengan mayoría absoluta, o sea, que puedan gobernar en solitario. Ya tendrán tiempo y oportunidad en las siguientes legislaturas para proponer y poner en práctica medidas de mayor alcance, si continúan en el gobierno,  acordes, entonces sí, con su ideología. No obstante, también a lo largo de esta primera legislatura, si gobiernan, podrán proponer, si lo consideran necesario, medidas de cambio no incluidas en su programa electoral (si lo plantean como he dicho), que, por esto, deberían someter a referéndum (incluyo lo relacionado con el controvertido asunto del pago/impago de la deuda externa), ya que es seguro que encontraran fuerte resistencia en determinados sectores sociales, políticos y mediáticos, que solo serían acallados si la ciudadanía los respalda; obviamente, si no es así, si no se respaldan en referéndum, no podrán ver la luz. Por cierto, no estaría mal que en su programa hubiera un apartado en el que Podemos se comprometiera a instaurar algo parecido a la democracia directa y, consecuentemente, someter a referéndum las medidas no programadas que sean objeto de gran debate o controversia social. 

Espero que estos consejos le resulten útiles y le deseo suerte en las confrontaciones electorales de 2015. Afectuosamente,

Julio Elejalde

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COMENTARIO ULTERIOR (7-01-2020): Hoy Pedro Sánchez ha sido investido como presidente del gobierno que PSOE formará en coalición con Unidas Podemos, en el que el líder de esta última formación, Pablo Iglesias, será uno de sus vicepresidentes.

OTRO COMENTARIO ULTERIOR (5-05-2021): Ayer se celebraron elecciones autonómicas en Madrid. La candidata del PP, Isabel Díaz Ayuso, arrasó. Pablo Iglesias, que había dimitido de su cargo de vicepresidente en el Gobierno de España para presentarse como candidato liderando la candidatura de Unidas Podemos, obtuvo un pobre resultado, quedando como tercera fuerza de la izquierda, detrás de Más Madrid y PSOE. Tras conocerse los resultados, la misma noche electoral, Pablo Iglesias, apesadumbrado, comunicó que dejaba la política.

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