16 may 2016

TRANSFORMERS POLÍTICOS - La desfachatez intelectual

Así como se denomina transexual a la persona que cambia de sexo, para las que tienen un radical cambio en su ideología deberíamos encontrar o inventar un término para poder referirnos a ellas con precisión. A mí solo se me ha ocurrido lo del título en mayúsculas de este post, pero no me gusta; son dos palabras y no es muy expresivo. Así que animo a los que lean esto a que si se les ocurre alguna palabra que pueda servir (mejor si es inventada) la escriba al final en “Comentarios”; se lo agradeceré y, si me gusta, la utilizaré.

Desde luego, la utilizaría para referirme a Jorge Verstrynge al que el otro día le vi y escuché en la tele. Como otras veces, sus declaraciones me causaron una sensación extraña, como una especie de desazón. Como es sabido, actualmente este personaje mantiene un discurso muy favorable a Podemos aunque no tengo claro si milita en ese partido; de lo que no hay duda es de que colabora con el partido de Pablo Iglesias. O sea, se puede deducir que en este momento su posicionamiento político es favorable a la izquierda política, digo yo. Y lo digo con la máxima cautela porque la biografía política de este señor es... ¡Joder!, tampoco encuentro un adjetivo... Bueno, diré que su biografía política es “amplia y variada”. Desde luego, cualquiera de menos de 40 años que le oiga su discurso actual pensará que es un rojazo de toda la vida. Pero no es así.
Los ciudadanos corrientes, como es mi caso, conocimos a Verstrynge cuando en 1979 (cuatro años después de la muerte de Franco) se hizo cargo de la secretaría general de Alianza Popular, partido político fundado por Manuel Fraga (exministro franquista) con intención de aglutinar políticamente a la “mayoría natural”, que era como el citado fundador se refería a la derecha socio-política de España, que, por otro lado, era el sector social que, en cierto modo, apoyó o, al menos, mejor toleró la dictadura franquista. En tal secretaría, Verstrynge estuvo unos 7 años (que no es poco).
Es decir, Verstrynge fue el segundo de a bordo del partido que en los albores de nuestra era democrática estaba situado, lindando con la extrema derecha de Blas Piñar, en lo que sin eufemismos podría denominarse la “derechona” de aquella época; no hay que olvidar que la derecha más moderada la representaba la UCD de Adolfo Suárez. Y en aquellos tiempos se llevó a cabo la famosa “transición”; o sea, eran tiempos de “cambio”, de intensos cambios, en los que el señor que ahora me ocupa, estaba prácticamente en el extremo derecho del espectro político español, procurando, como era natural en tal posición, que el “cambio” fuera lo más suave o imperceptible posible. Esto último es una deducción lógica teniendo en cuenta que el jefe de Verstrynge, Fraga, había sido, como he dicho, ministro de Franco, además de vicepresidente y ministro de la Gobernación (equivalente al actual del Interior) del gobierno (no democrático) que se formó justo a la muerte del dictador.
Resumiendo, conocimos a Verstrynge combatiendo el “cambio” hacia los usos democráticos. Y ahora le vemos defendiendo el “cambio” hacia posiciones, digamos, de izquierda de la izquierda. ¡A que choca!
Por eso, después de verle y escucharle en la tele, me picó la curiosidad y me metí en la Wikipedia para saber más sobre nuestro protagonista. Su biografía política es de descojono. De antes de su época como secretario general de AP, en la que también fue diputado por el citado partido, leí lo siguiente:
  • Comenzó su carrera política en el seno del neofascismo francés, evolucionando después hacia el nacionalcomunismo.
  • Parece ser que estuvo muy cercano a una organización neonazi española.
  • Fue gran admirador del famoso ministro falangista de Franco José Antonio Girón.
De su militancia en Alianza Popular ya he comentado. Abandonó este partido, al parecer, por discrepancias con Fraga. De la época posterior, he leído:
  • Fundó su propio partido, Renovación Democrática.  (No debió de tener mucho éxito porque ni me sonaba).
  • En 1993 ingresó en el PSOE; lo había solicitado en 1988. (No lo verían claro).
  • Tras darse de baja en el PSOE, parece que se escoró más a la izquierda, colaborando como asesor con el Partido Comunista de España (PCE) e Izquierda Unida (IU).
  • En mayo de 2012 fue uno de los desalojados por la Policía Nacional de un Centro social “okupado” en Madrid.
  • En 2013 participó en un escrache convocado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) frente al domicilio personal de la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría.
  • En 2014 parece que a los de Podemos no les hizo gracia que mostrara abiertamente sus simpatías hacía el Frente Nacional de Marine Le Pen. (Se conoce que el que tuvo, retuvo...).
Sin duda, una curiosa trayectoria; difícil encontrar otra igual, ni siquiera parecida, entre los personajes de cierta relevancia pública. Bueno, sí. Con una ruta inversa, es decir, desde la izquierda hacia la derecha, también resulta llamativa la del inefable Federico Jiménez Losantos, porque de militar durante el franquismo en la extrema izquierda, en partidos de ideología comunista y maoísta (hasta estuvo en la China “formándose”), y pasar en los primeros años de la Democracia por partidos denominados “socialistas”, asumió en los medios de comunicación el papel de azote y agitador contra las posiciones de izquierda, hasta tal punto que muchos lo consideran de “extrema derecha”.
Supongo que todo el mundo tiene derecho a evolucionar, o a cambiar, o a modificar su pensamiento, o a cambiar de ideología, etcétera, pero lo de Verstrynge y Jiménez Losantos es, como ya he dicho, de descojono. Porque lo de ambos ha sido una total transformación ideológica. Han pasado de un polo al opuesto. Si cualquiera de los dos ahora se enfrentase dialécticamente con el que fue en su juventud se armaría la gorda; sería divertido, aunque a mí seguro que me parecería, por decirlo suave, repugnante.
Porque, además de que es evidente que son personas inteligentes y cultas, ambos estuvieron y siguen estando, cada uno a su manera y con diferente intensidad, en tribunas públicas tratando de influir en la opinión de los ciudadanos; ambos se jactan ahora de estar en posesión de la verdad y supongo que antes, cuando defendían justo lo contrario, también lo harían; ambos denuestan ahora a los que piensan o actúan como lo hacían ellos antes; porque, en fin, ahora dicen lo que les sale de los cojones aunque sea justo lo opuesto de lo que antes decían saliéndoles del mismo sitio. Y esto podría ser tolerable en personas corrientes que no tienen protagonismo público ni capacidad de influir más allá de su entorno cercano; pero en los dos que nos ocupan es intolerable y, como he dicho, repugnante. 
Pero lo curioso es que ambos gozan de muchos seguidores y tienen gran influencia. Verstrynge como profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM y con su nada infrecuente participación en los medios de comunicación; Jiménez Losantos aún más, por su prolongada y permanente presencia en los medios de comunicación desde los que diariamente sermonea y  lanza sus lacerantes  invectivas. Desde luego, para mí no tienen ni pizca de credibilidad; y creo que si tuvieran un mínimo de decencia intelectual habrían desaparecido de la esfera pública hace ya muchos años, justo en el momento en que se hubieran dado cuenta de que estaban cambiando de ideología.
Creo que ambos representan el paradigma de “la desfachatez intelectual”. Empleo el concepto entrecomillado porque recientemente he leído un libro con tal título escrito por Ignacio Sánchez Cuenca. La verdad, no me ha gustado, porque creo que, aunque con la loable intención de criticar el poco rigor de algunos “intelectuales” (creadores literarios) a la hora de verter sus juicios y opiniones de naturaleza política, ha sido un trabajo, a mi entender, desaprovechado; me ha parecido algo insulso, siento decirlo. Si La desfachatez intelectual hubiera versado sobre la trayectoria ideológica de los dos protas de este post, exponiendo con detalle la mutación del pensamiento y opiniones de ambos, habría resultado mucho más interesante y divertido; habría alcanzado, seguro, la catalogación de best seller.
Para acabar y para variar, diré algo positivo sobre Verstrynge y Jiménez Losantos. Del primero he leído en la Wikipedia que opina que “... el sistema capitalista no funciona, que el sistema comunista no convence, y hay que ir a un sistema de economía dirigida donde los intereses del Estado y sus ciudadanos deben estar por encima de todos los trust habidos y por haber...”. En eso coincido con él, en serio; yo también creo que hay que inventar otro sistema... Pensaba que Podemos podía contribuir a eso; pero no sé, no sé.... Sobre Jiménez Losantos, debo decir que antes, hace años, le escuchaba bastante en la radio y, aunque siempre me ha parecido malo, malísimo, me resultaba divertido (tiene su gracia el turolense); también he leído dos libros suyos, que me han resultado amenos.
Espero que Sánchez Cuenca se atreva con la segunda parte de La desfachatez intelectual y se centre en los mendas de los que he hablado aquí; seguro que vende más que la primera. Ahora bien, si lo hace le recomiendo que se tome sus precauciones: aunque ya están algo carrozas, ambos podrían ser peligrosos y me da la impresión de que tienen mala hostia. Yo no me metería con ellos.